Fuente: Pulso

En Chile el factoring hoy tiene una participación en el PIB de 8,3%, equivalente a lo que ocurre en países desarrollados como Francia (8%), Italia (9%) y Reino Unido (13%). La industria nacional de factoring está compuesta por empresas relacionadas a entidades bancarias y por entidades no bancarias, siendo estas últimas aquellas que, generalmente, atienden a las Mipymes con mayores dificultades para acceder a financiamiento.

No obstante, existen desafíos importantes en esta industria en cuanto a regulación/autorregulación e información pública, como también en términos de competencia y condiciones de financiamiento.

‘El negocio del factoring está muy relacionado al nivel de la actividad de la economía. Su correlación con el Imacec es alta, considerando estos niveles ha crecido muy poco, en rigor, ha decrecido si se toman las cifras de stock de colocaciones medido a abril de 2016 versus mismo mes de 2015’, dice Germán Acevedo, gerente general de Bci Factoring.

Para el 2016, se espera un año más bien plano en concordancia con lo que se espera que pase con el crecimiento de la actividad económica; si se transa menos, hay menos facturas que comprar y menos negocios. ‘Esto es particularmente más grave en la zona norte por el tema que está viviendo la minería del cobre y en la zona sur, por la crisis que atraviesa el sector salmonero’, cuenta Acevedo. Sin embargo, se espera que esta situación hacia el segundo semestre mejore con la aprobación del proyecto enviado al Congreso para que las facturas a los 8 días puedan tener acuse de recibo de mercaderías. Esto implicaría un impacto positivo en los volúmenes transados que más que compense la caída producto de la menor actividad.

Además, ‘uno de los factores relevantes en la segunda parte del año será la puesta en marcha de la factura electrónica, obligatoria para pymes a contar de agosto próximo. Este cambio debería dar mayor agilidad y dinamismo a la industria’, señala Felipe Wilson, gerente de Factoring de BBVA.

La factura electrónica se implementará generando reducción de costos, que podría traspasarse al cliente porque al tener un recepción o confirmación electrónica de la factura, se evitan confirmación telefónica o la notificación vía notario; costos que hoy en día son bastante caros dentro del proceso operativo dentro de una operación de factoring. Además, este tipo de factura con soporte electrónico da mayor certeza jurídica disminuyendo o evitando las falsificaciones y verificaciones en SII online. También aumenta la eficiencia y los índices de productividad de la operatoria, evitando el soporte en papel.

Respecto a cuál es su importancia, enfatiza Ezequiel Iturain, gerente división Planificación y Control de Gestión de Banco Internacional, señala: ‘El factoring es una herramienta financiera clave para las pyme para lograr mejoras en liquidez y capital de trabajo. Comercialmente, el factoring permite mejorar el desempeño; y desde el punto de vista operativo, permite ordenar y gestionar las cobranzas de una manera eficiente. El desarrollo y competitividad del factoring en los últimos años, ha permitido a las pymes beneficiarse y continuar su crecimiento’.