Fuente: www.capitalmadrid.com 

La anunciada revolución digital de la banca, tan pregonada por algunos como el presidente del BBVA, pasa más por un entendimiento de colaboración entre los bancos tradicionales y los nuevos jugadores, conocidos como Fintech. Varios responsables del sector financiero ya han apostado por esta fórmula, como es el caso reciente del Banco Santander, ante un cambio generacional de los nuevos clientes. Los conocidos como ‘millenials’ se decantan en su mayoría por las ofertas financieras de gigantes tecnológicos como Google o Amazon y no por las de las entidades de toda la vida.

La má­xima tan uti­li­zada de “si no puedes con tu enemigo, únete a él” pa­rece que se im­pone en un sector fi­nan­ciero que se en­frenta a toda una re­vo­lu­ción di­gital con la in­cor­po­ra­ción de nuevas ge­ne­ra­ciones de po­ten­ciales clientes que pre­fieren la re­la­ción me­diante los nuevas tec­no­lo­gías que pasar por las su­cur­sales clá­sicas de los ban­cos.

Así ya lo han en­ten­dido en más de al­guno de los grandes gru­pos, como los re­cientes acuerdos al­can­zados por el Santander de Ana Botín o el desa­rrollo de Imagin Bank por parte del CaixaBank de Isidro Fainé. Son tan sólo al­gunos ejem­plos, pero la ma­yoría de los bancos tra­bajan ante la nueva realidad y tratan de al­canzar alianzas cla­ves, como tam­bién anunció hace al­gunas se­manas Ibercaja en su acuerdo con Microsoft.

La irrup­ción de las de­no­mi­nadas Fintech en el tra­di­cional ne­gocio ban­cario se en­cara con más nor­ma­lidad de la que han pre­di­cado al­gu­nos, como es el caso del pre­si­dente del BBVA, Francisco González, con su per­sis­tente dis­curso sobre la trans­for­ma­ción di­gital y la re­con­ver­sión de su banco en una em­presa tec­no­ló­gica. “No hay que pre­dicar que viene la he­ca­tombe, salvo que uno se quede quie­to”, re­pro­chaba tan sólo hace unos días el pre­si­dente del Banco Sabadell, José Oliu. En su opi­nión, la trans­for­ma­ción di­gital “es el cambio del mundo, donde el ta­lento está muy re­par­ti­do”.

Esos ar­gu­mentos del pre­si­dente del Sabadell se ven ahora re­fren­dados por un es­tudio rea­li­zado por Axis Corporate y Efma, en el que se in­vita a los bancos de siempre y a los nuevos ju­ga­dores en el sector fi­nan­ciero a acuerdos de co­la­bo­ra­ción que les per­mitan be­ne­fi­ciarse mejor de las con­di­ciones del mer­cado.

“De todas las so­lu­ciones de coope­ra­ción po­si­bles, la joint ven­ture es la que mejor po­si­bi­lita el apro­ve­cha­miento de las ven­tajas de cada una de las ti­po­lo­gías de com­pañías, res­pe­tando sus di­fe­rentes cul­tu­ras”. Es de­cir, ni los bancos hasta cen­te­na­rios deben con­ver­tirse en tec­no­ló­gi­cas, ni las nuevas com­pañías deben en­trar de ma­nera di­recta en un ne­gocio sobre el que pesa una tre­menda re­gu­la­ción.

Cambio ge­ne­ra­cio­nal

Según al­gunos es­tu­dios, el 73% de la nueva ge­ne­ra­ción que ac­cede al mer­cado, los de­no­mi­nados mi­lle­nials, se muestra más pro­clive a las ofertas fi­nan­cieras de grandes com­pañías tec­no­ló­gicas como Google, Amazon o Appel. “La banca se juega su fu­turo cliente en un nuevo es­ce­na­rio, con un con­texto de bajos tipos de in­terés en el que es ne­ce­sario arañar ren­ta­bi­lidad de cual­quier línea de la cuenta de re­sul­ta­dos”, ase­gura el in­forme de Axis Corporate y Efma.

El prin­cipal reto al que se en­frentan los bancos tra­di­cio­nales y las Fintech es la di­fe­rencia cul­tural con la que afrontan su ne­go­cio. “Mientras que al­gunos to­davía las ob­servan como un ri­val, otros bancos les han abierto la puerta para co­la­bo­rar. Son cons­cientes de que pueden apor­tarles nuevas pers­pec­tivas a su ne­gocio con el cliente como ele­mento cen­tral y ace­lerar su pro­ceso de in­no­va­ción tec­no­ló­gi­ca”.

Con estas con­clu­siones y con el acer­ca­miento re­ciente entre los bancos tra­di­cio­nales y lo nuevos ju­ga­dores en el sector fi­nan­ciero, pa­rece que saltan por los aires los dis­cursos apo­ca­líp­ticos de al­gunos sobre el fu­turo de la banca mun­dial. Al fi­nal, si es ne­ce­sario re­no­varse, todos aco­meten el pro­ceso con la calma su­fi­ciente y se adaptan a lo que los nuevos clientes de­man­dan.

Eso sí, tam­poco hay que ol­vidar a los clientes que aún optan por la re­la­ción con sus bancos me­diante las su­cur­sa­les. Ahora, casi nadie pro­nos­tica la des­apa­ri­ción de las ofi­cinas fí­si­cas, aunque las mismas tam­bién tengan que trans­for­marse a los nuevos tiem­pos. En ello, la ma­yoría del sector está más que vol­cado.